Hace ya varios meses publiqué una reseña titulada 4 Transformaciones Monstruosas de Películas Poco Conocidas, en la que bien cabría incluir el espécimen que hoy nos ocupa. Ciertamente, ya es tarde para incluirla. Tampoco va a ser Bite la cabeza de otro combo de cintas con las mismas características, entre otras cosas porque ya me cuesta encontrar ejemplares tan retorcidos como este y, por suerte o desgracia, no a todas horas andan los directores pensando en alguna metamorfosis repugnante para sus protagonistas.
Pero ¿qué es lo que nos mueve a sentarnos frente a la pantalla siendo conscientes de que vamos a presenciar tan atroces acontecimientos?. Morbo. No encuentro otra respuesta. Yo mismo me lo preguntaba con el transcurrir del metraje. El morbo de contemplar lo escabroso. Cuanto más difícil resulte de imaginar, más atractivo lo encontramos.
Retorcidos amigos y amantes de estos inhóspitos territorios, os dejo con una nueva propuesta merecedora de una arcada o de un bostezo, lo dejo a vuestra elección. La única certeza es que no hay cabida para los aplausos.